Quiero tan sólo que me hables en todos tus pasos, tus gestos. Quiero silencio, sólo escucharte. Observar profundamente. Meditar tu entrada a este mundo, triunfal y humilde en aquel pesebre. meditar tu entrada triunfal, humilde, envuelto en una mansedumbre sobrenatural, entrando en Jerusalén. Sólo quiero silencio para que tan sólo me hables TÚ. No distraerme entre el ruido y bullicio de la gente. Seguirte en silencio, de la Mano de María, tu Santísima Madre. Es a Ti a quien yo espero ahora para que toques mi corazón y nazca de nuevo. Es la oportunidad de cambio que tu me ofreces. Para vivir en ti e ir a la vida eterna. Es a ti a quien quiero escuchar, pues así te abro mi corazón para poder entrar en una nueva vida. Gracias Señor por entrar y animarme a ser aún más comprometida, mas fuerte y más libre. Tú tienes ya todo planeado desde la eternidad. Nada entiendo, sólo te abro mi corazón. Sólo quiero que me hables, estar en silencio , seguirte desde la cruz, seguirte en el servicio al prójimo, en el día a día. Enséñame a abrazar mi vida y mi cruz con generosidad y amor, con profundo arrepentimiento y perdón, pues tu, te sacrificaste por todos. También por mí.
Quiero Señor, silencio, para contemplar la entrada más hermosa y triunfal, envuelta en tan sobrenatural humildad y mansedumbre.
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